4.3. Kandinsky y los inicios de la abstracción.

Los años que median entre 1910 (cuando Kandinsky crea su Primera acuarela abstracta) y 1914, (con el estallido de la primera guerra mundial) fueron decisivos para la abstracción.

La Primera acuarela abstracta (1910) de Kandinsky constituyó el primer ensayo de supresión de la representación.

Más que una obra de composición elaborada, la pintura surgió como una suma de toques de pintura de carácter expresivo que sigue un proceso técnico existente en la trayectoria emprendida por el pintor en sus obras figurativas inmediatamente anteriores.

Kandinsky descubrió que las formas coloreadas tenían unas propiedades expresivas propias, más allá de su relación o falta de relación con los objetos del mundo fenoménico.

Esto le confirmó su convicción de que la tarea del artista era representar la realidad de la experiencia espiritual antes que la experiencia sensible.

Kandinsky realizó una importante labor teórica estuvo presente en el proceso, por lo que no es de extrañar que en 1911 publicara De lo espiritual en el arte, inmediatamente después de su primera obra abstracta.

Para Kandinsky cada forma tenía su significado, aunque sus interpretaciones podían variar.

Incluso al definir las propiedades expresivas del color, reconocía que ninguna evidencia empírica podía probar que los valores que les asignaba podían ser válidos para otro espectador.

En la pintura de Kandinsky el paso de la figuración a la abstracción siguió un proceso lógico.

Algunas obras como Boceto para composición II. (1909), poseen ya la expresividad dinámica de sus primeras obras abstractas reduciendo la figuración a referencias esquemáticas puramente pictóricas.

Son obras de una etapa en la que Kandinsky concibe la abstracción como una expresión de manchas, líneas y colores que responden a una “necesidad interior” desvinculada de cualquier relación con la realidad exterior.

En 1914 se traslada a Moscú y ejerce como profesor de la Escuela de Arte, lo que merma el tiempo dedicado a la pintura.

En 1921 regresa a Alemania y se incorpora a la enseñanza en la Bauhaus de Weimar dirigida por Walter Gropius.

Experimenta un cambio notable en su pintura.

El carácter colorista, dramático e imprevisto de sus composiciones anteriores da paso a composiciones ordenadas de un modo más geométrico.

Kandinsky había coincidido en Moscú con los suprematistas y constructivistas y había publicado algunas de sus ideas sobre los valores expresivos de las figuras geométricas fundamentales.

Como vemos en Composición VII (1923)Kandinsky desarrolla una abstracción en sintonía con las propuestas del movimiento moderno de la arquitectura y con las orientaciones racionalistas del diseño, ofreciéndonos un intento de ordenación de la expresividad anterior.

Esta nueva orientación se traslada al punto de vista teórico en uno de sus tratados más importantes Punto y línea en el plano (1926).

En él analiza el desarrollo progresivo de la composición no objetiva, comenzando con un solo punto que, al moverse, crea una línea que se mueve hasta formar a su vez un plano en la superficie del cuadro.

Cuando se fuerza a los distintos elementos a obedecer las leyes de su “naturaleza interior”, pueden ser dispuestos en una composición “que no es otra que una exacta y dócil organización de fuerzas vitales que, bajo la forma de tensiones, están encerradas en los elementos”.

De esta manera, el contenido de una obra de arte “encuentra su expresión en la composición: es decir en la suma de tensiones internamente organizadas para la obra”.

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