Aunque hasta mediados del s. XVIII la oposición entre los Borbones y los Habsburgo parecía seguir dominando el juego diplomático europeo, la espectacular ascensión del reino de Prusia no podía quedar sin consecuencias.
Franceses e ingleses se habían enfrentado ya:
- en el ámbito americano donde surgieron los primeros incidentes que acabarían en conflicto.
- en la India también hubo incidentes, pero en diciembre de 1755, las compañías francesa e inglesa allí implantadas acordaron no intervenir en los asuntos indígenas y devolver las conquistas realizadas desde 1748. Sin embargo, el tratado no pudo ser cumplido ya que la declaración de guerra del 10 de enero de 1756 repercutió inmediatamente en este escenario.
En el continente europeo hubo un acercamiento entre Inglaterra y Rusia, a ambas les unía el enfrentamiento con Prusia. Federico II por su parte se dio cuenta de la importancia de esta amenaza y firma del tratado de Westminster, en 1756, por el que Londres y Berlín se garantizaban mutuamente sus posesiones en el continente, pero en ningún caso para la guerra marítima que enfrentaba ya a Francia e Inglaterra.
María Teresa I tenía como objetivo la recuperación de Silesia, y para ello necesitaba la neutralidad francesa. Se firma del Primer Tratado de Versalles en 1756, que suponía que ambas potencias a socorrerse militarmente, dejando siempre al margen los compromisos de la guerra marítima.
Los representantes francés y austríaco lograron formar una triple alianza con la zarina Isabel I.
Federico II invade Sajonia.
Se forman dos bloques:
- Gran Bretaña y Prusia (y algunos príncipes alemanes)
- Luis XV, María Teresa I y la zarina Isabel I.
La agresión a Sajonia decidió a Suecia a salir de la neutralidad, con el deseo de recobrar la Pomerania.
Sólo España y Holanda parecían decididas a quedarse al margen.
En1757 un segundo Tratado de Versalles reforzaba la alianza franco – austríaca.
El conflicto, que movilizó un contingente de tropas desconocido.
Hubo dos guerras distintas:
- La marítima colonial entre Francia e Inglaterra.
- La continental
La pérdida de Hannover y de Menorca a manos francesas crearon una crisis en Inglaterra que acabó en noviembre de 1756 con el nombramiento de William Pitt (el viejo) como secretario de Estado.
Federico II fue detenido en Kollin por las tropas austríacas. Por el norte los suecos desembarcaron en la Pomerania. Al este el ejército ruso ocupó la parte oriental. Sin embargo, una atrevida maniobra y sus bien disciplinadas tropas le proporcionó una importante victoria sobre el ejército franco – austriaco en Rossbach. Ello permitió a Federico II, después de otro significativo triunfo en Leuthen, recuperar Silesia. Entonces negoció un nuevo tratado con Inglaterra que le aportaba subsidios y refuerzos para defender Hannover. Ya mediado 1758, rechazó no sin dificultad a los rusos en Zorndorf, con lo cual se ponía fin a la ocupación de su territorio.
En Francia, el peso financiero de la guerra era mucho y, además, la alianza austríaca era mal comprendida, con lo cual se limitaron a intentar defender Hannover, que finalmente perdieron. Pese al tercer tratado de Versalles, en 1759, que le permitía centrarse en la guerra marítima, los resultados fueron decepcionantes, ya que en las colonias los avances ingleses eran imparables, esto significaba el repliegue de Francia como potencia americana.
Pese a los triunfos rusos y austríacos, Federico II, supo sacar provecho de las indecisiones de sus enemigos y consiguió derrotarlos en 1760, tanto en Silesia como en Sajonia.
Pero sus fuerzas estaban agotadas y sus relaciones con Inglaterra se deterioraban visiblemente. Jorge III (1760 – 1820), que se sentía más inglés que alemán, quería la paz, debido a lo cual Pitt (el Viejo) abandonó el gobierno en octubre de 1761.
En 1762, España entraba en guerra como consecuencia de la firma del Tercer Pacto de Familia con Francia en agosto del año anterior. Con ello, el conflicto marítimo se reforzaba, ya que eran precisamente los litigios en América con Inglaterra lo que le había llevado a intervenir.
Pero Rusia firmó la paz con Prusia en 1762.
Las conversaciones de paz comenzaron favorecidas por los triunfos ingleses en el Atlántico, en 1763 se firma el tratado definitivo (Tratado de París de 1763).
Inglaterra engrandecía su imperio colonial con las cesiones territoriales de las otras dos potencias firmantes.
Francia, la más afectada, perdía algunas islas en las Antillas, aunque recobraba la Martinica, Guadalupe y Santa Lucía, y debía abandonar el Canadá, Cap Breton y las islas del San Lorenzo, así como el valle de Ohio y la orilla izquierda del Mississippi, guardando sólo en América del Norte dos pequeños enclaves, así como el derecho de pesca en Terranova. En la India quedaba reducida a su situación de 1748 y en África perdía el Senegal.
España, por su parte, aunque recuperaba La Habana y Manila, debía ceder la Florida, recibiendo como compensación por parte de Francia el territorio de la Luisiana.
Federico II y María Teresa I firmaron el tratado de Hubertsbourg en 1763. Por él, Prusia incorporaba definitivamente Silesia y el condado de Glatz, Sajonia era devuelta a su elector y Federico II se comprometía a sostener la candidatura del futuro José II al trono imperial.
Como resultado de la guerra, tanto Inglaterra, como indiscutible primera potencia marítima, como Prusia, cuya capacidad para hacer frente a las mayores dificultades había asombrado a todos, habían adquirido un prestigio considerable.
Pero Inglaterra rompió con Prusia en 1762.
Se establecieron dos bloques: Rusia y Prusia, Francia y Austria.
En las tres décadas que siguieron a la Paz de París de 1762 sólo hubo el breve enfrentamiento de la Guerra de Sucesión de Baviera.
Si en el seno del Imperio parecía que los problemas se habían solucionado, no pasaba lo mismo en los territorios extraeuropeos, donde la coalición formada por las dos potencias borbónicas pretendía equilibrar el predominio naval británico y aprovechar cualquier fisura que se produjera en sus dominios.
La rebelión de las colonias americanas dio la oportunidad a Francia y España de vengarse de los británicos.