En 1919 Walter Gropius fundó la Staatliche Bauhausen Weimar, una Escuela de Arquitectura y de Artes Aplicadas.
Bajo su dirección hasta 1928 que se convertiría en el centro experimental más activo del Movimiento Moderno.
Contó con arquitectos y artistas diversos y de primer orden (Klee, Kandinsky, Theo van Doesburg, etc.).
En su manifiesto inicial Gropius afirma: “sin la distinción de clases entre artesanos y artistas. Juntos concebimos y creamos el edificio del futuro, que reunirá a la arquitectura, la escultura y la pintura en una sola unidad”
Organizados como una comunidad, la escuela era el lugar donde profesores y alumnos convivían y realizaban actividades que condujesen a la creación artística, eliminando de este proceso todo lo que pudiera tener de excepcional y sublime para convertirla en un proceso normal de producción.
En un primer momento la Bauhaus de Weimar pretendió que sus programas docentes dignificaran el trabajo artesano y que sus modelos formales superasen lo ingenuo y popular, para elevar su calidad artística y crear objetos que ofrecer a la producción industrial.
Nada escapaba a su interés, desde una caja de fósforos hasta una silla de tubo cromado realizada con las técnicas más modernas.
Sus diseños se alejaban de toda referencia al pasado para asumir los ideales de vanguardia al diseñar objetos cotidianos adecuados a las necesidades de la sociedad industrial.
De lo artesanal y popular, la Bauhaus pretendió llegar a un estilo internacional con productos de calidad realizados con los materiales propios de la industria.
En 1923 Muche y Adolf Meyer presentaron a la exposición de la Bauhaus en Weimar una casa experimental de gran simplicidad y dotada de mobiliario moderno para facilitar las tareas domésticas. El sencillo mobiliario de las habitaciones, que estaban ordenadas en torno a un salón iluminado por ventanales elevados de carpintería metálica, y los demás elementos de uso doméstico fueron fabricados en la escuela y eran una novedad por la elección de los materiales y su proceso de fabricación.
Gropius por su parte, siguió presentando diseños de viviendas en serie que sólo años después pudo construir.
Los ataques nazis obligaron al traslado a Dessau.
En 1926 se construyó el nuevo edificio, proyectado por el propio Gropius, en Dessau.
El conjunto consta de una planta de talleres, un bloque alto de viviendas y estudios para alumnos y un edificio para las clases del Instituto Técnico de Dessau; todo ello estaba comunicado por un cuerpo bajo en el que se podía circular
Destaca el bloque de talleres, con su estructura de acero y sus fachadas revestidas de vidrio.
Constituye el programa de la nueva arquitectura de la nueva arquitectura.
Su valor no radica en fachadas monumentales, sino en que su planta abierta y polifacética precisaba del movimiento y de la vida para ser entendido.
En las proximidades de la escuela Gropius construyó cuatro viviendas para profesores, sencillos modelos de viviendas unifamiliares, que luego repetiría en el barrio Törten a las afueras de Dessau.
Sobre un diseño poligonal se insertan las casas en hilera con pequeño huerto y fachadas en las que se juega con el avance y retranqueo de los módulos en busca de una mayor expresividad al evitar la monotonía de la fachada continua; el edificio de mayor altura es la cooperativa de consumo que tiene cuatro plantas, edificio en el que también hay viviendas mínimas.
Como en el caso de Le Corbusier, se habla de espacios mínimos.
Una vez fuera de la Bauhaus, el esfuerzo teórico de Gropius se reflejó en el barrio Dammerstock de Karlsruhe (1928).
Con la colaboración de otros nueve arquitectos, Gropius aplicó conceptos ya expuestos en obras anteriores, al evitar la centralidad, buscar la orientación más beneficiosa, Norte-Sur y confiar la distribución a la supremacía del ángulo recto en una composición abierta y extensible a voluntad, aunque no monótona gracias a las diferentes alturas de cada bloque.
Por su parte la Bauhaus siguió a cargo de Meyer, a quien apartaron por motivos políticos a pesar del éxito de sus productos industriales fabricados en serie. Las razones esgrimidas eran de índole conservadora al defender un supuesto estilo nacional que encarnaban las viviendas unifamiliares con huerto en contra de la estética industrial internacional que se seguía en la Bauhaus.
Le sustituiría el prestigioso Ludwig Mies van der Rohe, aunque nada impediría que, a pesar de haberse trasladado a Berlín, la institución fuera cerrada en 1933.