4.2. Paul Klee (1879-1940)

Cuando la abstracción se convirtió en un fenómeno generalizado, muchos pintores se decantaron por el arte abstracto desde sus primeras obras, aunque existen casos como el de Paul Klee que compaginó el arte figurativo con el abstracto.

Este pintor tuvo una preocupación teórica y desarrolló una pintura personal independiente de corrientes y tendencias, aunque estando siempre en el ámbito de la modernidad y la vanguardia.

Su presencia en la Bahaus durante diez años hizo que aumentase su prestigio como centro de experimentación de pintura y diseño industrial.

Sus obras serán reproducidas en el almanaque Der Blaue Reiter y participó en la exposición del grupo de 1912.

         Compartió el entusiasmo de Marc y Kandinsky por el arte primitivo, la pintura folclórica y los dibujos de niños.

Veía en ellos lo que siempre había buscado en su obra, estructuras formales el nivel cultural más elemental que fueran libres de toda convención establecida.

Fue plenamente consciente de las diferencias que separaban la abstracción de la figuración.

Su actitud consistió siempre en situarse ante el arte con una mentalidad ajena a la historia del arte.

Logra establecer una ruptura con los límites que separan:

  • lógica y fantasía
  • la ficción de lo real
  • la dicotomía entre forma y color
  • los principios de objetividad y subjetividad.

En 1912 visita París y conoce la obra de Delaunay, entre las cuales estaba “Las ventanas” y su red de pequeños cuadros y rectángulos de colores. Con su viaje a Túnez en 1914 comprende que el color es la suprema realidad pictórica. Las primeras obras que reflejan estas influencias las realiza utilizando rejillas o pequeños cuadrados de Delaunay.

En muchas de sus obras posteriores a 1914 puede verse claramente la superposición e interpretación de planos del espacio cubista.

Durante los años de la Bauhaus (1921-1930) pueden observarse dos direcciones en la obra de Klee.

Por un lado, hay muchas obras en las que parece seguir los principios de orden pictórico: una línea que sirve para crear un espacio multidimensional, o la línea y el color que sirven para sugerir el movimiento, o las capas superpuestas de color que crean nuevas arquitecturas.

Pero en otros casos, el orden lógico de la arquitectura o la geometría se disuelve en presencia de imágenes fantásticas y misteriosas.

Klee pretendía llevar la imagen y la actividad del artista a un mundo prelógico y liberado de la cultura tradicional.

Así, cuando pinta unos monigotes como La montaña del gato sagrado (1923), o cuadrados mágicos de color como Harmonía en azul = naranja (1929), se sitúa tanto en el campo figurativo como en el de la abstracción, en una posición previa a la aparición de la cultura que ha condicionado nuestra actividad durante siglos.

Algunas obras son mágicamente imaginativas y con gran sentido del humor, mientras otras tienen connotaciones dolorosas que anticipan los acontecimientos que habrían de precipitarse en Alemania.

Su deseo era crear un arte que no representa lo visible, sino que hace visible lo que no siempre lo es.

Las imágenes de Klee se descomponen y se recomponen y combinan de acuerdo con nexos ilógicos y asintácticos pero muestran vitalidad y sensibilidad, estructurando la imagen en base a la ley óptica de los contrastes simultáneos. d

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